Masaje durante el embarazo

Durante el embarazo, tu cuerpo va a cambiar. A medida que tu bebé crece, tu vientre se hace más grande y redondo, lo que hace que la piel se estire. Sos hermosa tal cuál sos, con una nueva vida creciendo y desarrollándose en tu interior. Durante esta etapa tan especial, tomáte un tiempo para mimar tu cuerpo con una dosis extra de autocuidado consciente: ¡tu cuerpo está haciendo cosas extraordinarias en este momento!

Las futuras mamás necesitan tiempo y calma para adaptarse a los cambios que se producen en su cuerpo. Después de días especialmente agotadores, un masaje suave proporciona alivio al cuerpo y al alma. Respirá hondo, exhalá y escucháte: "¿Qué es bueno para mí ahora?". Encontrá un momento en tu rutina diaria para hacer una pausa en el trabajo, las tareas domésticas, las revisiones prenatales y los planes de futuro para crear un oasis de bienestar. Masajear el vientre calma y relaja.

Para los futuros padres, el suave contacto humano es una forma maravillosa de establecer un vínculo con su bebé, haciendo su presencia aún más tangible. Un masaje de apego ayuda a reforzar la conexión entre vos y tu bebé. Durante este momento tan especial, tu bebé sentirá los tiernos movimientos. Un cariñoso masaje en el vientre cada mañana o cada noche es un hermoso ritual del embarazo que te ayuda a conectar con tu bebé y a fortalecer la relación madre-hijo. Puede que tu bebé se calme por completo o que responda activamente al masaje. Ambas reacciones son perfectamente normales. Durante el embarazo, el automasaje regular puede favorecer tu bienestar y tu salud y ayudarte a conectar con tu bebé y tu cuerpo.

Los rituales proporcionan una sensación de seguridad. Los momentos especiales que se producen con regularidad ayudan a conectar, tranquilizar y generar confianza, y esto también se aplica para vos y a tu bebé. Los rituales son como pequeños puntos fijos en la vida cotidiana. Los masajes en pareja brindan la oportunidad de compartir el contacto físico y la ternura, y son una forma maravillosa de expresar intimidad. Especialmente durante el embarazo, son una forma excelente de encontrar juntos consuelo y relajación. Un masaje cariñoso en pareja es un bonito ritual: intentá convertirlo en una rutina casera el fin de semana o después de un día ajetreado. Así podrán pasar tiempo juntos en familia incluso antes de que nazca el bebé. Escuchá tu interior: "¿Dónde disfrutarías un masaje hoy?". Puede ser en la zona lumbar o en las piernas.

Dependiendo de tus preferencias, el aceite de masaje o el bálsamo corporal son productos estupendos para un masaje relajante, apelando a los sentidos con aceites esenciales. En general, todos los aceites y leches Weleda son adecuados para el cuidado de la piel durante el embarazo. Recomendamos especialmente nuestro Aceite de Masaje para Estrías y el Bálsamo de Masajes para Estrías ambos especialmente formulados para el cuidado de la piel y el masaje durante el embarazo.
Lo mejor es que decidas intuitivamente, en función de tus necesidades, qué producto para el cuidado de la piel te conviene más en cada momento. Con un movimiento circular, masajeá el abdomen en el sentido de las agujas del reloj. El embarazo también ejerce presión sobre los pechos, los muslos y las nalgas. Cuidar y masajear suavemente esas zonas te ayudará a relajar los músculos y aliviar la tensión.

El Bálsamo de Masajes para Estrías y el Aceite de Masajes para Estrías están diseñados para prevenir las estrías mediante masajes regulares y también son adecuados para masajes suaves en el vientre.

1. Masajear suavemente la zona del ombligo en el sentido de las agujas del reloj, con movimientos circulares crecientes. A continuación, desciendé hacia el muslo izquierdo. Repetir tres veces.
2. Masajear cada pecho con suaves movimientos en espiral, rodeando el pecho en la dirección del pezón con cada movimiento. No masajees el pezón. Repetí tres veces.
3. Empezá por las rodillas. Con las yemas de los dedos, acariciá suavemente los muslos hacia la parte superior del cuerpo. A continuación, bajá hacia las rodillas, desplazando la presión hacia los talones de las manos. Repetílo de tres a cinco veces.
4. Colocáte en posición relajada. Poné las manos planas a ambos lados de la columna lumbar, cerca del sacro (hueso de la cola). Acariciá las nalgas con el talón de la mano, como en el masaje de los muslos. A continuación, volvé a masajear hacia arriba con las yemas de los dedos extendidos. Repetílo de tres a cinco veces.