Sentidos

¡Qué conmovedor!

En la vida cotidiana a veces olvidamos lo mucho que formamos parte del entorno natural. Si miramos más de cerca a las plantas, podemos observar cuán importante es el poder del tacto para todos los seres vivos.

Nosotros "captamos" el mundo literalmente, a través de nuestro sentido del tacto. Con las yemas de los dedos podemos sentir los eslabones finos de una cadena. Sentimos el viento en nuestros rostros y el frescor de la noche cuando caminamos descalzos por la hierba por la mañana. Saludamos a nuestros semejantes con un apretón de manos firme, un abrazo tierno o una palmadita en el hombro. El psicólogo Martin Grunwald, fundador del Laboratorio de Háptica de la Universidad de Leipzig, sabe por qué reaccionamos tan fuertemente al contacto físico. "El sentido del tacto es nuestro sentido más antiguo y refinado. Un feto de ocho semanas ya muestra reacciones fuertes cuando se le tocan los labios; los ojos y las orejas ni siquiera están desarrollados en ese momento". El tacto puede ser visto como nuestro principal medio de comunicación, que da forma a nuestro ser primitivo y nos ancla en el mundo. Para los bebés, el contacto físico es tan importante para sobrevivir como la comida. Millones de receptores táctiles en nuestra piel nos permiten responder al tacto placentero con una mezcla de tensión, vibración y presión. Nuestra capacidad de sentir el calor, el frío y la presión también nos alerta del peligro.

Las plantas y las personas son siempre sensibles al tacto 

De todos los sentidos, nuestro sentido del tacto es el único que no podemos "apagar" temporalmente o suprimir deliberadamente. Por esta razón, somos especialmente sensibles a las sensaciones táctiles, al igual que las plantas. Algunas plantas reaccionan rápidamente a los estímulos, como la mosca de Venus (Dionea muscipula). Un insecto que cae en el interior de sus hojas rojas con bisagras tocará los pelos sensoriales que activan las señales eléctricas que hacen que la hoja se cierre. Con la mimosa (Mimosa pudica), incluso el más mínimo pincel en el borde exterior de los foliolos inicia una reacción en cadena en la que toda la hoja se pliega hacia adentro. En inglés, la planta también se llama "touch-me-not"; en alemán, "mimosa" se usa para describir a alguien que es muy sensible. 
"Las plantas no se arrepienten, no sienten nada por un nuevo trabajo. No tienen una conciencia intuitiva de un estado mental o emocional. Pero las plantas perciben la sensación táctil, y algunas de ellas realmente se sienten mejor que nosotros. Las plantas como el pepino fresa (Sicyos angulatus) son hasta diez veces más sensibles que nosotros al tacto", escribe el biólogo Daniel Chamovitz en su libro What a Plant Knows: A Field Guide to the Senses (2012), que explora el mundo de la percepción de las plantas.

Un toque sanador y energizante

Las ráfagas de viento y las tormentas son una forma especialmente intensa de tocar las plantas y los árboles. Desencadenan estímulos de crecimiento, haciendo que la planta se vuelva más fuerte y más robusta. Que la sensación del tacto puede ayudar a las personas a estar sanas es algo que se reconoció hace mucho tiempo. Las terapias físicas comunes como los baños, las compresas frías y calientes y los masajes desencadenan nuestras reacciones naturales a los estímulos externos con el fin de fortalecer el cuerpo y promover la recuperación. Muchos métodos de curación tradicionales se basan en el efecto positivo del tacto, como el shiatsu y el reiki.

Referencias

Daniel Chamovitz: Lo que una planta sabe: Una guía de campo de los sentidos. Nueva York: Scientific American/Farrar, Strauss y Giroux: 2012

Stefano Mancuso, Alessandra Viola: Verde brillante: The Surprising History and Science of Plant Intelligence, Washington, DC: Island Press, 2015
Kathrin Meyer y Judith Elisabeth Weiss (Ed. para el Museo Alemán de Higiene de Dresde): Sobre plantas y personas, Wallstein, 2019
Martin Grunwald: "Homo hapticus. Por qué no podemos vivir sin contacto", Droemer, 2017.